15 octubre 2010
después de diez años de reportero gráfico he conocido algunas tragedias que desfiguran y marcan una existencia. miserias o dramas que no llegan a la suela de los zapatos de lo que ha sido para mí la peor experiencia de todas, el conocimiento de los engranajes y mecanismos de lo que la gente llama « el mundo de la empresa ». lugar tan común y cotidiano a todos nosotros. donde el hombre ha perdido prácticamente toda dignidad, lugar donde vive escondido y amedentrado, lugar donde todo parece marchar contra natura : se premia al vil, se recompensa al incompetente, se condecora al soplón, se homenajea la corruptela, se corona en fin al cobarde. espacio ordinario, colectivo, que ejemplifica el inmenso error, el fracaso de toda una sociedad, de toda una civilización. ambiente casernario y marcial despojado de toda humanidad. nunca vi el hombre tan disminuido. espacio donde el único reconocimiento entre dos vidas es la servitud y el desperdicio. máquinas de hacer picadillo. lugar de brutalización del entendimiento, holocausto de la libertad. habitáculo donde todo lenguaje nace corrompido y simplificado de todos sus sentidos.
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