20 abril 2013
por fin ha llegado una promesa de calor, a esta ciudad maldita y triste. un poco más y casi se arranca la primavera, quién sabe, quizás al final prospere. veo correr y reir de nuevo a mis hijos en los parques; sus risas quedan flotando en el aire junto al olor de la tierra recalentada y el perfume de las primeras flores. brillo de una humanidad celeste. al final no será la vida correr detrás de palomas inalcanzables como los niños en los jardines sonoros? dulzura de la eternidad. en nuestras manos depósitos de limos solares. esta noche he soñado con torres de mercurio en ciudades donde no existían. después me pareció percibir las verticales del alma abastecerse en los estanques, donde descansaban alegres fuegos extinguidos.
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