07 marzo 2015

Nos quieren cortar las líneas de vida, aquellas que desbordan de contenido, e imponernos espacios concentracionales de silencio. Lugares marciales para trabajos forzados donde el miedo nos aparte el uno del otro. Lugares sin nombres, gobernados por simulacros de hombres y palabras y tareas que hacen daño y que no miran recto. Trabajadores aterrorizados que lo pierden todo; la cara, los brazos, el corazon y hasta la foto del bolsillo. Lineas de vida que se extendieron hasta nosotros, tan frágiles.