27 noviembre 2019
Brest. Pronto noventa días bajo una lluvia capaz de volver loco al más sensato. Termino mi ensayo sobre el pensamiento poético como vector importante de deconstrucción de un lenguaje secuestrado por el capital, por el discurso gerencial. Después de un maravilloso verano atravesando Francia y España por carreteras secundarias, la llegada del otoño ha sido brutal, un gusto ácido en la boca de derrota atraviesa nuestras percepciones y nuestros pensamientos. Es casi insoportable observar la demolición del sistema social francés, de la crueldad de estos nuevos planet managers. La sociedad se revuelve pero el tiempo siempre corre a favor del poder y de sus comodidades.