30 mayo 2020
Leo el diario anónimo de J.A.V desde hace algunos meses. Algunas de sus reflexiones forman ya parte de La batalla por el lenguaje. Recuerdo que me costó mucho encontrarlo, al final lo pude comprar en una librería por correspondencia porque estaba agotado en todas partes. Me enviaron un ejemplar que no había podido ser vendido seguramente porque le faltaban los últimos años, y en el lugar de esos años -que me interesaban especialmente- estaba el prólogo de S.R repetido. Dude algunos días en devolverlo; por pereza y porque sabía que si lo hacía pasaría un tiempo largo en poder leerlo... no lo hice. No me arrepiento, porque ha sido un compañero durante este duro invierno y rara primavera. Además que el libro no acabe con su muerte sino con un eterno retorno me hace sonreir.